Una semana más sigue saliendo a la luz parte de la podredumbre de nuestra élite dirigente. Rodrigo Rato, ex vicepresidente estrella del gobierno del “España va bien”, ex presidente de Caja Madrid, ex director del Fondo Monetario Internacional, amiguito del alma de Aznar acusado de fraude y blanqueo de capitales. A estas alturas, poco puede sorprenderme cualquier caso de corrupción que afecte a nuestras élites dirigentes . Lo que realmente me indigna es el paripé montado por Hacienda y el gobierno para hacer ver que la justicia es igual para todos. Primero se diseña una ley de amnistía fiscal(2012) a medida de los dirigentes políticos, empresarios y demás gentuza de este país, después esperan a que pasen varios años para que destruyan pruebas, hagan viajitos a Suiza, liquiden sociedades y los delitos prescriban. A continuación, se filtra que se está investigando a Rato y otros 704 amiguetes, y se monta un circo mediático con un registro retransmitido en todos los medios volcando datos de ordenadores que llevarán meses borrados. Por último, se repite hasta la saciedad que esto es un asunto particular, que no afecta al PP, que se sienten decepcionados, que esto demuestra que la justicia funciona…y huida hacia delante hasta que el siguiente escándalo deje en el olvido este.
“Señores” ministros de Hacienda y Justicia, “señores”
políticos dejen de reírse en nuestra cara.
Me repugna ver sus sonrisas de creída superioridad, siento un profundo asco
al escuchar las grabaciones en que se pavonean de las comisiones cobradas, de
los maletines recibidos, de las cuentas con el Rey, maletines a Rato, Aznar o González,
comisiones a los Puyol, de los “Aguanta, se fuerte”, los sobresueldos, los
clubs nocturnos, los coches y relojes de lujo, los viajes a Canarias y entre
risas desangran el país sintiéndose impunes, fuera de la ley, merecedores de
una vida mejor que el resto de los mortales. Común de los mortales que a ellos
les resultan insignificantes, despreciables, meros datos estadísticos, “invisibles
en el alambre” como titula Isaac Rosa(@_isaacrosa)
su sobrecogedor artículo. (http://www.eldiario.es/zonacritica/invisibles_de_hortaleza_6_378022203.html
)
Es relativamente comprensible en la casta dirigente del PP,
si se tiene en cuenta que son los herederos políticos de la dictadura
franquista. Durante 40 años sus “mentores” se han enriquecido expropiando
patrimonios ajenos, con un régimen corrupto e ilegítimo como forma de gobierno,
con la impunidad que da fusilar y arrojar como perros a las cunetas a los que
alzaran la voz.
Por eso no es de extrañar que muchas sagas familiares sigan considerándose
intocables, en un país en que los jueces que se atreven a investigarlos (Véase Baltasar
Garzón o Elpidio Silva) acaban inhabilitados, no sorprende que todos los
tesoreros del PP hayan estado imputados, que sus dirigentes se enriquezcan con
sobresueldos y comisiones mientras millones de sus propios votantes viven en la
total precariedad.
Personalmente, me causa un mayor estupor los casos de
corrupción en el PSOE, en IU ó en sindicatos, organizaciones fundadas para la
defensa del ciudadano frente a la oligarquía, con tantos años de historia y lucha
a sus espaldas, rabia aún mayor sintiéndome como me siento socialista y
habiendo militado activamente en el PSOE. Me entristece escuchar a Pablo Iglesias restar
importancia a la ideología, pero he de reconocer que la situación de nuestro
país refleja en mayor medida un conflicto generacional y de clases que
ideológico.
Esta élite que nos gobierna está tan inflada de sí misma, tan
convencidos de su impunidad y nos consideran tan sumamente imbéciles, que
además se permiten discursos de servidores públicos, de salva patrias, de garantes
de la democracia o amenazar con bravuconadas del tipo “Si cae una rama, caerá todo el árbol”. Y lo dramáticamente
triste es que les funciona, que escándalo tras escándalo salen airosos, con
tribunales nombrados a dedo por ellos, con eslóganes repetidos tenazmente,
hablando de datos macro, primas de riesgo y PIB, vendiendo como recuperación
pasar de la cola del paro a trabajar 10 horas diarias por 500€ al mes,
repartiendo migajas en forma de rebajas de impuestos o medidas puramente electoralistas.
¿Somos realmente tan sumamente imbéciles los ciudadanos? Me
gustaría pensar que no.
Quizá lo único positivo de esta crisis sea el despertar de conciencias
críticas que yacían adormecidas entre promesas de pleno empleo, abotargadas por
el cemento, los ladrillos y las vacaciones en Benidorm. En los últimos años han
surgido movimientos como el 15M, y las encuestas sitúan paradójicamente una y
otra vez a la clase política como uno de los mayores problemas del país. Pero
el creciente descontento ciudadano y el desapego de los jóvenes de la política lejos
de llevar a una regeneración llevaron a una mayoría absoluta del PP.
No basta con no acudir a votar, puesto que la abstención no
llevará a regeneración alguna. No basta con cambiar el voto al PP o PSOE por C’S o Podemos. Seamos realistas, PSOE
y PP seguirán gobernando cientos de ayuntamientos, comunidades, diputaciones y
posiblemente el país, seguirá gestionando miles de millones de euros en
contratos públicos, adjudicaciones de obras, etc. Por tanto, es necesaria una
regeneración desde dentro de estos partidos y ser igual de exigentes con C’S,
Podemos y el resto de fuerzas políticas. Es el momento de que los militantes de
base acudan en masa a las sedes a exigir a sus dirigentes que actúen con
firmeza, a dejarles claro que se acabó el tiempo de las palabras, que se acabó la fiesta, que se terminó el seguidismo ciego a unas
siglas o un líder mesiánico, que no van a repetir más consignas prefabricadas
para defender a una élite dirigente que les trata como a imbéciles, de decirle
a Susana Diaz que el PSOE Andaluz no es ella ni Gaspar Zarrías, Chaves o
Griñan, que aquellos que llevan 30 años viviendo de la política deben dar un definitivo
paso atrás, de decirle a Felipe González que dejó de representar al socialismo
el día que se vendió al Ibex 35, a Pablo Iglesias o Monedero que ellos no tienen
la patente de la regeneración, que el cambio será un cambio en la forma de
entender la política por parte de la ciudadanía o no será cambio. Es el momento
de exigir hechos y no solo bonitos discursos, de políticos capaces de presentar
una moción de censura ya sea en Extremadura(y que IU demuestre si prefiere
sostener a los que viajan a Canarias a costa del contribuyente y recortan el
estado del bienestar o a la clase humilde que dice defender), en un pequeño
ayuntamiento o en España. Quiero pensar que se contarán por miles los militantes
del PP abochornados por sus dirigentes, este
también es su momento.
Pedro Sánchez, Albert Rivera, Alberto Garzón y Pablo
Iglesias, adalides de la regeneración, camino se hace al andar. Reúnanse
urgentemente, rompan relaciones con el PP mientras el clan de corruptos que nos
gobiernan no presente su dimisión, y convoquen a sus militantes y a la sociedad
civil a manifestarse en una marcha conjunta por una CLASE POLÍTICA DIGNA.
Ustedes tienen capacidad de convocatoria, demuestren de una vez por todas si su
enarbolada bandera de la regeneración es algo más que palabras, algo más que
una foto para los medios o un discurso populista, si son dignos de la más mínima
confianza por nuestra parte.
La generación de
nuestros padres y abuelos pasarán a la historia como aquella que se sacrificó
por nuestra libertad. Nuestra generación, capaz de concentrar millones de ciudadanos
frente al televisor para ver un partido de Champions, Salvados, Sálvame o la final de Gran
Hermano Vip, capaz de llenar las calles para protestar contra la guerra de Iraq o contra la barbarie del terrorismo se enfrenta a la encrucijada de ser
recordada como aquella que protagonizó la regeneración democrática de nuestro
país, la generación sin miedo o la que permaneció indiferente ante un régimen corrupto que arrojó a la
precariedad a millones de ciudadanos.
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